Facebook Twitter WhatsApp

"Fusilados y verdugos" recupera historias más importantes de los condenados a muerte desde los tiempos de la colonia hasta comienzos del siglo XX.

La plaza Matriz tenía una horca como signo del final que tendrían aquellos que violaran las normas. Terrible instrumento que formaba parte del paisaje urbano de Montevideo, donde murieron varios esclavos. Hubo fiestas populares para presenciar las últimas horas de los condenados porque nadie quería perderse el espectáculo de la muerte. Los uruguayos abandonaban sus casas para ver en primera fila cómo los delincuentes caían luego de recibir su castigo. Estas ejecuciones fueron tan multitudinarias que las autoridades debieron trasladar los fusilamientos a un lugar de acceso más controlado, como eran las cárceles. Luego de la revolución por la independencia y hasta 1907 se siguió aplicando la pena de muerte aunque desde mucho antes asomando voces que reclamaban su abolición como la de Dámaso Antonio Larrañaga y la del Dr. Pedro Figari.



Sebastián Panzl nació en Montevideo en 1986.

Es periodista, licenciado en Comunicación Social por la Universidad Católica del Uruguay. Escribe en diarios y se especializó en temas políticos. Participó en la cobertura de campañas electorales y realizó un seguimiento de las actividades de gobierno. Trabajó en Últimas noticias, El País y El Observador, medio para el quesigue escribiendo como periodista freelance. Su primera experencia profesional fue como cronista de los informativos de Canal 4, entre 2007 y 2008.

En 2015 publica su primer libro ¡Tiren, cobardes! y este año presenta Fusilados y verdugos.