En el Centro de Adicciones el Jagüel funciona un taller que trabaja en la recuperación de jóvenes desde el arte, como un conductor que posibilita cambiar la mirada sobre el mundo y sobre ellos mismos. Se apuesta a trabajar la negatividad y la frustración y lograr cambios positivos en el estado de ánimo y el bienestar general.
Oscar Calistro es ceramista, escultor y docente del taller SuperArte desde el año 2014. En diálogo con FM GENTE, contó que la primera tarea que tienen que realizar quienes ingresan al taller es un cartel para la persona a la que más hayan lastimado durante su tiempo de consumo de drogas.
Explicó que tallar un cartel de madera con un mensaje como “mamá te amo” implica hacer un proceso interno, más allá del material, y que cuando se lo entregan a la persona genera algo en ella. “Es el inicio del proceso de recuperación de los lazos familiares”.
En el taller se puede hacer madera, mármol, pintura, tallado y cerámica. Mucho de lo que han creado les ha servido como sustento económico. Por ejemplo, hay chicos que luego de aprender a hacer materas en SuperArte y de egresar del centro se dedicaron a la venta de las mismas.
¿POR QUÉ UN TALLER DE ARTE COMO PARTE DE LA REHABILITACIÓN?
La expresión artística facilita la exteriorización de sentimientos y de la ansiedad, así como el desarrollo de la creatividad y de un proyecto de vida.
La posibilidad de crear con sus propias manos permite que quienes participan del taller comiencen a “sentirse más seguros y a valorarse más”, expresó Calistro.
El hecho de que los jóvenes puedan encontrarse con el resultado de su propio trabajo y ver su primera obra expuesta, la importancia de relacionarse con otras personas, de romper barreras al ingresar a una casa de cultura, todo eso suma a la integración social de cada uno de estos jóvenes, explicó el docente.
“Cada taller permite que los chicos puedan liberar contenidos autodestructivos y que antes fueron fuente de agobio y depresión. Al liberar estos contenidos, el individuo se siente más comprometido con su cambio personal y al mismo tiempo más relajado”, manifestó.
Quienes participan del taller “tienen historias mal contadas”, aseguró Calistro. Y “no consumen porque les gusta sino para poder tapar un montón de cosas que les ha pasado en su vida”.
Es por esto que apuesta a mostrarles otra realidad a través del arte: “uno tiene que ayudarlos a que vean otro mundo, y a darle ciertas herramientas para que aprendan a hacer otras cosas”.
Manifestó que las adicciones a las diferentes drogas suelen estar íntimamente relacionadas con la dificultad para hacer un uso adecuado del ocio.
En todos estos años de trabajo han podido comprobar que “al principio de su internación se sienten molestos por las exigencias del trabajo, pero con el correr del tiempo son ellos mismos los que se exigen y quieren que sus trabajos salgan cada vez mejor y hasta piden seguir viniendo al taller cuando cumplieron su etapa dentro del centro”.
El Centro de Adicciones el Jagüel tiene un equipo multidisciplinario: psicólogos, sociólogos, psiquiatras, enfermeros y operadores terapéuticos.
En el 2018 SuperArte hizo la primera y única exposición de un taller de arte dentro de un centro de adicciones en Presidencia de la República.