La murga carolina La Clave debutó en el concurso de agrupaciones carnavalescas de Montevideo cosechando aplausos y buenas notas de la prensa especializada. El espectáculo, pleno de humor y escaso de críticas políticas, de vertiginoso movimiento y escenografía minimalista, expone las presiones a las que está sometido un uruguayo común: un estudiante que va a la capital, un trabajador que recién empieza, un conductor en el caótico tránsito. Y la necesidad de liberarse.
Dos ómnibus con hinchas, más numerosos vehículos particulares, partieron al atardecer desde San Carlos a Montevideo para acompañar a la murga La Clave en la primera rueda del concurso de carnaval 2015 en el teatro de verano Ramón Collazo. Los artistas habían comenzado a maquillarse pasado el mediodía y salieron cerca de las 17:00 para una actuación que comenzaría poco después de las 22:00.
Los nervios del debut ganaron tras bambalinas, donde los utileros carolinos sudaban detrás de cada detalle y los murgueros ajustaban gargantas y caminaban de un lado a otro, esperando el momento de reencontrarse con el exigente público montevideano. Para dos de ellos, era la primera vez.
La salida al escenario estuvo acompañada por los aplausos y gritos de aliento de una hinchada integrada por novias, esposas, hijos, amigos, fans de los de siempre y de los nuevos, a los que se sumó una cálida bienvenida capitalina que esperaba, con curiosidad, la presentación de la única murga del Interior. Y la Clave estuvo a la altura de las circunstancias.
Los avatares de un niño que crece sobreprotegido por sus padres, luego adolescente que va a estudiar a la capital, su relación con el mundo laboral y la presencia de un tío que le visita y le increpa por su “incapacidad’ para conseguir empleo, son el hilo conductor de un espectáculo que representa a la presión social sobre los uruguayos preocupados en cumplir con lo que otros esperan de ellos y, además, estar a tono con los adelantos tecnológicos y las leyes del consumo.
La puesta en escena es vertiginosa, como el ritmo de las canciones y los diálogos. La letra sobrevuela la política y se mete poco con los asuntos de gobierno (algo inusual en la categoría), para satirizar la cotidianeidad del uruguayo tipo y apuntar a problemas incrustados en la sociedad. Como el tránsito, con la irrupción en el escenario de un “chaleco reflexivo” que da para reír y pensar. Hacia la retirada, un mensaje sobre la excesiva desconfianza hacia todo que ha ganado a los uruguayos y un llamado a ser libres y a espantar los demonios que nos presionan.
Entre confeti, con el maquillaje surcado por lágrimas, bajaron del escenario los muchachos de La Clave con la satisfacción de haber salvado el examen y con el compromiso de hacer pequeños ajustes para la próxima. Entre aplausos y vítores de su hinchada y el aliento de los montevideanos –que a esa altura llenaban el Collazo esperando a los Sociedad Anómina- se retiró La Clave, para fundirse en el abrazo de familias y amigos, convencidos de que dieron lo mejor. Sabiendo que pueden y deben rendir más.
(fotogalería: Florencia Rodríguez Huino)
mr