Facebook Twitter WhatsApp

Carta Abierta al Compañero Pepe Mújica
Querido compañero:
Es un momento especial para el Frente Amplio y en definitiva para nuestro pueblo, te escribo públicamente, como uno más del pueblo frenteamplista, lo que te pediré, no es el producto de mi hígado, de una mala noche, de un antojo, ni tan siquiera de la extrema simpatía o cariño que siento por alguien, que considero mi jefe, que para un orejano es mucho decir.
Hoy la cuestión, es entre, “que lo elija el pueblo” o “lo elija la cúpula”.
Este grupo de palabras que se antagonizan, encierran mucho más que lo que aparentemente dicen, son dos concepciones políticas, la segunda mató siempre todas las cosas puras, traicionó decenas de revoluciones, gatopardeó centenares de procesos de cambio a lo largo de los siglos, mató la esperanza a muchos pueblos, los iluminados no pueden decidir lo que al pueblo le corresponde, aún teniendo buenas intenciones.
Entre los que quieren consenso, reconozco dos tipos de actitudes, una bien intencionada, un tanto inocente e idealista y otra, temerosa y egoísta, la de cuidar el rabo o si tu quieres la silla o lugares de privilegio a los que se aferran con uñas y dientes.
Hay causas justas, por las que vale la pena pelear, independientemente del destino personal. Cualquier político, bien intencionado, no debe temer el veredicto del supremo, ya sea este para hundirte o para levantarte.
Decidir entre pocos, por más representativos que sean, frente a lo que opine el ancho pueblo, parece ser, una decisión relativamente fácil, el pueblo.
Blandir como un garrote la reelección de un presidente (que dijo no querer ir a la reelección), es una infantil presión, para cualquiera que tenga dos huevos y que me revela por su mal uso, no por la posibilidad, al que mejor anda en la opinión pública, lo utilizan como si fuera el viejo de la bolsa.
Compañero, no puedo estar en tu cabeza, no te conozco tanto, pero me ofrezco a acompañarte, en cualquier patriada, que le reserve al pueblo el derecho de elegir.
Por un lado se nos impuso un corsé de hierro, Mújica-Astori, Astori-Mújica, desconociendo; que es difícil mezclar agua con aceite. Ahora, que el candidato que corría con el caballo del comisario enfrenta dificultades, aparecen otros legítimos interlocutores, lo reconozco, se ganaron ese derecho pero en una postura, que de nuevo, se acerca a las decisiones de cúpula y se abrogan el derecho de bloquear cualquier candidatura, como tituló algún medio de prensa, la pelota abajo del brazo, y me pregunto ¿y para el pueblo frenteamplista que le queda?, ver como un simple espectador, como sus dirigentes, se mueven en el escenario, decidiendo por ellos.
Compañero, se que tu, como muchos frenteamplistas piensan que debe ser el pueblo quien santifique la formula y que muchos frenteamplistas queremos eso, formulas, en torno, de un programa, formulas ideológicamente afines expresadas por el candidato a presidente y su vice, para competir sanamente en las internas sin candidaturas oficiales, los que sean, a la cancha, a la pista.
El jueves habrá una gran reunión, mucha cúpula, muchos excluidos, nadie nos invitó, tampoco a nuestro pueblo frenteamplista, la miraremos de afuera con la ñata contra el vidrio.
He aquí el dilema, entre “el palacio” y “el pueblo”, la elección parece fácil, que decida el pueblo.
Querido compañero, es una buena bandera, es justa, vale la pena.
Se que estás en un momento especial de la vida en que muchos comienzan a retirarse, pero en esto, que es correr tras los sueños de la justicia social y el hombre nuevo, no hay jubilación, ni retiro y en el peor de los casos como el Cid Campeador, muertos encima del caballo, aún nos pueden temer.
El otro día en la Cámara mencioné David y a Goliat, es la imagen perfecta para quien se enfrenta a algo grande y poderoso, te imaginas a David, chico, enclenque, esmirriado, una pobre piedra, una pobre onda de revoleo, y del otro lado gigante, atemorizante, brillante el bronce en su espada y en su escudo, el grandote Goliat, que al final cayó. Este es el mejor ejemplo que un hombre de izquierda, amante de su pueblo puede tener para enfrentarse a lo que venga, para defender el supremo derecho a que el pueblo elija.
Como dije al principio haré pública esta carta. Quizás “políticamente”, no sea correcto salir al descampado, tampoco pretendo comprometerte, pero alguien tiene que expresar, lo que parece obvio, lo que por el pueblo corre, lo que se siente en la calle. Los años nos quitan espontaneidad, ingenuidad, a veces arrojo y coraje, pero siempre vale la pena jugarse, por lo que se piensa y se siente, entre el palacio y el pueblo, el pueblo y yo te quiero junto al pueblo.

Viva el pueblo frenteamplista.
Darío Pérez
Diputado por el Frente Amplio

PD. Me olvidaba, te ofrecemos nuestra humilde escolta, pocos indios, pobres de recursos, pocas lanzas, mucho corazón, mucho espíritu, mucha pasión, mucha lealtad y mucha honradez.