Ruben González se refirió en la Contratapa de la Revista de FM Gente a uno de los mayores problemas que enfrenta nuestro país. Para el experto, este tema tiene muchos factores como, por ejemplo, causas laborales, económicas, divorcios, entre otros. Explicó que la educación de padres a hijos influye.
La tasa de suicidios a nivel mundial es de 10,5% aproximadamente cada 100 mil habitantes.
En Europa la cifra es de 15,3% en base a la misma cantidad de personas. En Uruguay es 21,5%, el doble del promedio mundial.
Según los estudios, la mayor tasa de suicidios ocurre en el interior profundo de nuestro país, también en adolescentes entre 15 y 29 años y en adultos mayores entre los 65 y 70 años.
“Los primeros años de vida son siempre los más importantes porque ahí se generan huellas que te pueden durar toda la vida”, dijo. Y añadió: “Muchas veces ante el rezongo, un niño puede sentirse no querido y los padres lo aman, entonces también hay que ver cómo interpreta el niño o un adolescente esas conductas de los padres”.
González señaló que, si bien somos seres sociales por naturaleza, el sistema económico a nivel mundial, de consumismo, nos lleva a desarrollar una cultura individualista y competitiva. “Es una cultura que incentiva las capacitaciones para entrar en este mundo competitivo (…) la estabilidad emocional es fundamental”, indicó. En las sociedades suceden situaciones de discriminación donde personas o grupos se sienten desplazados.
“Hay que tratar de erradicar muchos mitos que existen con respecto al suicidio, por ejemplo, no hablarlo en los medios de comunicación por temor al contagio, eso es un mito, una falsedad”, señaló. El psicólogo comentó que es común creer que, si en una familia ocurrió un suicidio, la situación se vuelve a repetir en las siguientes generaciones, es decir que existan causas hereditarias, congénitas. Además, explicó que el suicidio no es una conducta impulsiva, sino que se trata de un proceso prolongado de crisis de angustias y emocionales.
Consultado sobre si el suicida piensa o no el dolor previo a quitarse la vida, González destacó que esa persona padece un profundo dolor, un estado de desesperanza y perpetuidad, ya que está convencido que no va a salir del pozo en el que se encuentra.
Hay muchas señales que muestran que una persona quiere quitarse la vida, como, por ejemplo, determinadas zonas de riesgo como las adicciones, el bullying, conductas de riesgo extremo, el quiebre de vínculos a nivel familiar, entre otras.
“Muchas veces son pedidos de ayuda”, dijo. Y agregó: “No podemos estar ajenos, tenemos que ser cada vez más empáticos, saber ponernos en los zapatos del otro”.