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Histórico, emocionante, increíble, extraordinario, merecido e incluso impensado. Estos son algunos de los adjetivos que generó la victoria de Uruguay por la mínima diferencia ante Méjico por el tercer y último encuentro del Grupo A.



Histórico, porque hace 56 años que la selección no ganaba dos partidos seguidos en materia de Mundiales, porque clasificamos a octavos de final (como hace 40 años, casualmente en Méjico 1970), y porque terminamos primeros en el Grupo como en el Mundial de Suiza 1954.



Emocionante, porque eriza la piel ver al país unido por un mismo fin, ver banderas en todas partes y escuchar constantemente como la gente alienta a once leones que devuelven con goles y entrega la pasión de 3 millones de almas uruguayas. Increíble y extraordinario, porque volvemos a estar entre los 16 mejores equipos del mundo, porque todos los jóvenes, adolescentes y niños que tienen recuerdos documentados sobre las hazañas “celestes”, hoy pueden palpitar por sus propios medios lo que es ingresar en etapas decisivas de una Copa del Mundo.



Merecido, porque vimos una selección que hizo los méritos necesarios como para clasificar, que por momentos jugó bien e impuso estilo y presencia en un Mundial donde todo el mundo nos daba por eliminados en la primera fase. Impensado para muchos, imprevisto por tantos periodistas (mejicanos sobre todos), sorprendente para todos…menos para nosotros que conservamos nuestra esperanza en lo que somos y siempre fuimos, una selección con personalidad.

En lo que respecta al partido frente a los aztecas, pese a que Méjico controló y dominó los tiempos del encuentro, fue Uruguay quién tuvo las situaciones más claras de cara al gol. Así, Luís Suárez, Edison Cavani, Alvaro Pereira, Diego Forlán, Mauricio Victorino e incluso Diego Lugano tuvieron, de diversas maneras, la posibilidad de abrir el marcador para los “celestes”. No fue sino hasta que Edison Cavani, finalizando el primer tiempo y después de una jugada que manejó inteligentemente Diego Forlán, centró para que por la espalda de los zagueros mejicanos ingresara Suárez y sentenciara de cabeza el primer y único grito de gol del partido. Minutos antes, Andrés Guardado había impactado un remate en el horizontal del arco defendido por Fernando Muslera generando la primera situación de riesgo para el equipo dirigido por Javier Aguirre.

Con Uruguay ganando, Tabárez retrasó el equipo y cambio el esquema táctico inicial procurando cerrar los caminos mejicanos con destino al arco uruguayo. Seguridad y eficacia son las dos características que mejor describen a ésta selección: Eficacia porque es un equipo que aprovecha las situaciones que genera, porque cierra bien los partidos tanto en el medio como en la zona defensiva. Seguridad, es la que trasmite Fernando Muslera que alcanzó el record de Ladislao Marzukiewickz tras mantener el arco en cero durante más de 270 minutos. Seguridad que también aporta el monumental trabajo en el medio realizado tanto por Egidio Arévalo Ríos y Diego Pérez, como también la gran labor de Jorge Fucile, Lugano, Diego Godín (que no jugó ante Méjico) y Victorino en el fondo.



Con todo lo anterior, Uruguay avanza a octavos de final de la Copa del Mundo 2010. Será turno de enfrentar a Corea del Sur, el próximo sábado en Johannesburgo. –Ampliaremos posteriormente-.