JUEZ OHANIAN RECONOCE ANTIGÜEDAD DEL CODIGO PENAL PERO CONSIDERA DIFÍCIL UNA REFORMA PROFUNDA
Revista Informada 19:20

JUEZ OHANIAN RECONOCE ANTIGÜEDAD DEL CODIGO PENAL PERO CONSIDERA DIFÍCIL UNA REFORMA PROFUNDA

El doctor Gabriel Ohanián lleva ocho meses a cargo del juzgado penal de 4º turno de Maldonado. Es montevideano, tiene 36 años y anteriormente actuó en juzgados Nueva Palmira, Bella Unión, San José, Artigas y Tacuarembó. Esta mañana habló con FM Gente del Código Penal uruguayo, que considera antiguo pero para cuya reforma entiende que no existen los suficientes recursos. También dio su opinión sobre los menores infractores, el azote de la pasta base y la necesidad de atacar a fondo la creciente inseguridad.

Alexis Cadimar (A.C) – ¿Es bastante nutrido el trabajo que tienen en la sede de cuarto turno? No hay mucho tiempo para descansar, ¿no?

Gabriel Ohanian (GO) – Realmente el volumen de trabajo es importante. Afortunadamente contamos con un buen equipo de funcionarios, muchos de los cuales son escuchas de esta radio. A ellos les mando el agradecimiento porque son los que mantienen la dinámica del juzgado.

AC – Ya hace ocho meses que está en Maldonado. ¿Qué diferencias encuentra entre el ámbito judicial local y el de otras ciudades donde ha trabajado como juez?

GO – Maldonado, por ser zona balnearia y por todo el interés que existe en materia de seguridad, tiene sus particularidades, sus bemoles y sus complejidades. Pero no hay excusas, el trabajo hay que hacerlo igual y pretender que salga de la mejor forma posible.

AC – Hablando de seguridad, mucha gente dice “la Policía los detiene y el juez los deja libres”. ¿Cómo es esto?

GO – La Constitución establece una serie de garantías que hacen a todos los ciudadanos, de manera que para poder someter a proceso a una persona tienen que estar dados todos los requisitos. En los cuales la autoridad policial hace su labor, le presenta un caso directamente al juez –en otros países con otros sistemas el caso lo presenta el fiscal- y a veces los requisitos legales no se cumplen. No se llega a una certeza razonable de que el sujeto pudo haber tenido participación y en ese caso no hay más que disponer la libertad, porque es lo que corresponde. No hay semiplena prueba de la participación de un sujeto en un hecho que tiene apariencia de delito.

AC – Justamente, usted hablaba de sistemas de otros países en cuanto a las potestades del fiscal. Ahora, en Uruguay, se está por modificar esa norma que va a permitir que el fiscal sea el que lleva adelante la investigación. ¿Eso beneficia o le quita potestades al magistrado?

GO – Le voy a ser sincero, los fiscales Pacheco, Reyes e incluso Gómez conocen mi opinión. El CPP actual es un código funcionalista, no es un gran código de garantías. Evidentemente por su estructura es un código que está perimido totalmente, pero es en término de mecánica, un buen VW del 62 que funciona a la perfección. No se le puede pedir demasiadas prestaciones, pero lo que da lo da y lo cumple. El problema es que para modificar todas estas cosas, se requiere muchísimo dinero. Si quisiera hacer juicios por audiencia en los juzgados penales, ninguno de los de Maldonado tiene siquiera sala de audiencias. O sea que ahí tiene que pensar en construir o alquilar o ampliar los locales, tiene que aumentar el número de funcionarios y el número de jueces y fiscales porque si es por audiencias el juez no puede estar tomando cuatro partes a la vez, tiene que hacerlo de a uno. Las ideas pueden ser muy buenas en ese sentido, pero si el dinero no aparece para hacerlas realidad es donde se llega al punto de inflexión. De hecho, Uruguay tuvo un código aprobado en 1997 / 1998 que era fantástico pero nunca entró a regir por razones presupuestarias.

AC – Incluso cuando hay juicios públicos, como los que tenemos los periodistas por la Ley 16.099, a veces el recinto es inadecuado para sustanciar la instancia, ¿no?

GO – Exactamente. Esta es una realidad que ocurre en todo el país, entonces se está hablando de una cantidad de dineros que no sé si la dispondrán a esos fines o no, lo desconozco. Pero ahí está la valla que no se puede superar, porque es unánime que hay que modificar el código. Ahora, si al VW del 62 le quiere poner motor de Mustang, mejor quédese con lo que tiene hoy porque la carrocería no le va a resistir. Ese es el problema de hacer las cosas sin dinero.

A.C – ¿De repente, desde el punto de vista técnico, podría avanzar? Sin hablar de la infraestructura que se necesita, ¿no daría eso mayores garantías para las partes?

GO – Claro, esto parte de la realidad de la esencia humana. En Uruguay, la investigación propiamente la hace la policía bajo las directivas del juez en una especie de ida y vuelta. Pero ese mismo juez después es el sujeto que tiene que ser imparcial. Desde el momento que usted está dirigiendo una investigación, su imparcialidad subjetivamente está algo comprometida. Porque la policía busca la prueba de cargo, derribar la presunción de inocencia. Dan al juez los elementos para que los valore y desde el momento que lo dirigió, el juez lo juzgará con los ojos vendados como se ilustra a la justicia. Pero es difícil, porque ya tiene la versión policial. Por eso lo lógico sería que la autoridad policial -así es en la mayoría de los países del mundo y creo que en América del Sur solo nosotros funcionamos a carburador, los demás ya llegaron a los inyectores, para seguir con el ejemplo del motor- que le dieran la noticia y toda la investigación la hiciera el fiscal porque él es parte en el juicio. Entonces, el que se subjetivice no sería tan grave como en el caso que pasara por las manos del juez.

AC - ¿Tiene casos en carpeta que vienen de otros jueces, destacados en este momento, que estén pendientes?

GO – Mire, yo recibí el juzgado del doctor Ruben Saravia que estuvo poco tiempo pero es un magistrado notable. Yo lo agarré casi adelantado el juzgado, lo dejó totalmente al día. Vaya por eso un homenaje al doctor Saravia. Lo mío fue más sencillo porque era tener la visión de no romper lo que funcionaba bien que es más fácil que construir algo de cero.

AC – Doctor, el tema de la minoridad, que es difícil y parece que no tiene solución… La Justicia ante la modificación del Código del Menor se encuentra atada de manos y hace lo que puede, según han señalado varios operadores judiciales en esta radio. ¿Cómo trabajan ustedes con la minoridad? Sobre todo ahora que está el tema de la pasta base…

GO – Es un tema complejo porque hay que cumplir los mandatos constitucionales, en la medida que hay que tender a la tutela de la minoridad. El punir no es la finalidad de la Justicia de Adolescentes, aunque todo esto en el plano teórico, porque después bajándolo a la realidad hay un clamor por seguridad de la gente que trabaja y que vive dentro de la legalidad. Entonces, tampoco se puede teorizar mucho en abstracto, hay que bajar las cosas a la realidad. Afortunadamente en Maldonado la jefatura departamental de INAU, con la que tengo un vínculo muy afable, produce unos informes muy buenos. Se trata de separar el trigo de la paja. Establecen si un chico cometió una infracción, lesionó una persona o un bien jurídico pero fue un hecho aislado o es recuperable. Entonces INAU propone una serie de medidas a adoptar, son plausibles y son reales, y le puedo asegurar que se han apuntado éxitos. Porque yo a mucho de esos jóvenes no los he vuelto a ver en el juzgado y eso es una gran cosa. Después están adolescentes de 16 o 17 años que es poco lo que se puede hacer en Maldonado por él, son pocas las herramientas y hay que decirlo y no tener vergüenza en decirlo. En esos casos, decimos que prima el interés general y la seguridad del colectivo y resolvemos que tiene que ser internado, por ejemplo, en la Colonia Berro. En ese dilema es que estamos. Por suerte contamos con la gente de INAU y tratamos, en la medida de lo posible, de manejarlos.

AC – Usted tiene la responsabilidad diaria de determinar la libertad o la prisión para personas, influenciadas por la pasta base. ¿Muchos de los casos que le tocan están vinculados a esta droga?

GO – Diría que en lo cotidiano, una gran mayoría de los casos están directamente vinculados. Realmente los adictos llegan a un grado tal de dependencia, que hemos visto casos que violentan las reglas del intercambio. Hemos visto caso de muchachos que hurta un reloj de marca que puede valer miles de dólares y lo cambia por dosis de pasta base, por desesperación. Esto se ha convertido en un tema que la sociedad tendrá que encararlo desde la educación, la prevención o la represión. Pero algo hay que hacer porque esto se está yendo de las manos. Le hablo de que todos los días veo jóvenes que llegan totalmente destruidos. Le hablo de personas que no hilvanan tres frases seguidas, balbucean, están somnolientos… es realmente impresionante.

AC – Maldonado no tiene los ámbitos adecuados para recuperar a la gente o no son suficientes. Creo que se pierde la posibilidad de recuperar a los chicos, según muchos padres de la audiencia que llaman desesperados en busca de ayuda. Porque acá, si usted determina la internación, tiene que enviarlo a Montevideo o no hay plazas disponibles. Se encuentra en una problemática bastante dura en ese aspecto…

GO – Yo voy a decir algo que es una opinión y que no tengo forma de probar, pero estoy convencido de que tal vez por nuestra raigambre latina siempre colectivizamos los problemas. Cuando uno tiene un problema pide ayuda para superarlo o mejorarlo. Pero acá se aplica aquella frase de Artigas: “Nada podemos esperar sino de nosotros mismos”. Se gana muy poco si usted a un joven le dice compulsivamente que se tiene que tratar, si él no llegó a la convicción de que se tiene que curar. Por eso la rehabilitación es bastante complejo. Los psiquiatras podrán decirlo mejor que yo, pero creo que deben ser pocos los que se curan de una enfermedad que es un consumo problemático si ellos no están convencidos.

AC - ¿Cuáles son los delitos que proliferan?

GO – Evidentemente el hurto y las rapiñas, que han aumentado.

AC – ¿Usted dice que como que, de alguna manera, se está desmadrando el tema de la inseguridad? Cómo lo percibe desde la sede penal?

GO – Esto es empírico. Lo percibo como ciudadano. En cuatro años fui cinco veces víctima: dos hurtos en finca, dos radios de auto y una cuasi rapiña de la que fue víctima mi señora en Montevideo. No lo digo desde mi investidura de juez y creo que no es un tema para continuar polemizando, sino que hay que enfrentar con madurez. Tal vez sea un signo de los nuevos tiempos, de la nueva organización de la sociedad. Es un tema totalmente apolítico, además. Creo que todo el mundo sabe que algo hay que hacer con esto y ojalá se tomen las acciones en este sentido.

AC - ¿Usted percibe que se está agravando la situación en Maldonado?

GO – No soy del departamento, hace quince años cuando tuve la oportunidad de veranear en un lugar tan lindo como este era un paraíso. No sé si en el mundo quedan lugares así. Ahora, en temporada, que es cuando está el interés público de fomentar el turismo afortunadamente la Jefatura recibe muchos refuerzos. Y creo que ahí las cosas se encauzan.

(Transcripción: M.R.)

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