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“Fue una muerte violenta, más de 10 puñaladas a la víctima”, señaló. “En la escena se nota que no hubo una situación de violencia previa. No hubo una discusión donde hubiera cosas rotas y demás, lo que denota que presuntamente, no lo tenemos a ciencia cierta, entró y la agredió directamente”, indicó.

Señaló que “falta periciar los celulares encontrados en la escena (…) queremos darle un cierre a la investigación para explicarle a la familia el móvil, cómo se dieron los hechos para que puedan velar a su hija”.

Destacó que para la investigación serán importantes los insumos que arrojen los celulares y que fueron enviados a Montevideo para ser desbloqueados. Además, informó que para la investigación declararon más de 10 testigos que dieron cuenta de la relación violenta.

“No había denuncias previas ni por parte de la víctima ni por terceros, los vecinos nos manifestaron que era una relación muy violenta”.

Marzano explicó que la violencia doméstica se desarrolla a través de ciclos - la teoría fue propuesta por la psicóloga estadounidense Lenore Walker y consta de tres fases: fase de tensión, de agresión y de luna de miel-. “Empieza con situaciones de violencia verbal y psicológica que van acrecentándose”, señaló. “Luego viene la llamada ´luna de miel´”, en esta fase el agresor pide perdón y convence que no lo volverá a hacer. “Y se siguen vinculando”.

“Luego se dan hechos de violencia física, porque va en escalada la violencia, y la víctima que está inmersa en esa relación difícilmente pueda observarse como víctima de violencia (ya que fue durante la fase anterior víctima de violencia psicológica y muchos de sus mecanismos de defensa están anulados) entonces no puede pedir ayuda o buscar los recursos necesarios para salir de manera asertiva de esa situación”, indicó.

“En este caso es evidente que llegó a una escalada tal de violencia que llegó a la muerte, como vemos otros casos hoy en día”, agregó.

“En la violencia doméstica, al estar la propia víctima en la situación y al ser la propia víctima el objeto del delito, es muy difícil para ella poder salir a buscar ayuda”, explicó.

“Es muy fácil para uno identificar cuando es víctima de un hurto, por ejemplo, pero no es lo mismo un hecho que implica la subjetividad de la víctima, eso hace que sea más complicado”.

“Muchas veces los vecinos, los allegados, alegan que no se quieren meter, pero no es porque no tienen intenciones de ayudar, sino porque ven que siempre se vuelve al vínculo, pero eso parte del ciclo de la violencia doméstica y si no se le dan herramientas necesarias a las víctimas para que puedan salir de esa situación, es muy difícil que lo hagan (…) Algo muy importante (a tener en cuenta) es que las víctimas no se visualizan como tal”, señaló.

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